Según el diccionario de la RAE, la higroscopicidad es la propiedad de algunas sustancias de absorber y exhalar la humedad según el medio en que se encuentran.
Existen dos tipos de líquido de frenos para vehículos, el líquido de éteres de glicól y el LHM aceite mineral. El primero, está compuesto principalmente por éteres de glicól y aditivos (poliglicoles) y el segundo, es un aceite mineral que utilizan vehículos, que comparten la suspensión hidráulica y la dirección asistida, con el sistema de frenos, como el citroen C5.
El líquido de frenos que se utiliza en la mayoría de vehículos es el compuesto por éteres de glicól, este tiene la propiedad de absorber la humedad con el uso de los frenos y el paso del tiempo, es decir es higroscópico.
El agua en el sistema de frenos tiene una serie de desventajas: corroe los componentes metálicos del sistema de frenos y también baja el punto de ebullición del líquido de frenos. Los líquidos de frenos tienen un punto de ebullición alto, por encima de 100ºC. Que el punto de ebullición sea más alto es importante, ya que si no fuera así, cuando la temperatura del líquido supera los 100ºC el agua (contenida en el líquido) se evapora transformándose en vapor de agua, un gas, que es compresible, con lo cual el pedal de freno se hundirá cuando lo pisemos, ya que toda la presión que hacemos sobre este, comprimirá el vapor de agua y no se transmitirá a las pastillas de freno. Lo mismo le sucede al líquido en si, ya que desprende vapores al cambiar de estado.
El líquido de éteres de glicól se recomienda cambiarlo cada dos años (por la absorción de humedad) y es muy corrosivo con la pintura del vehículo.
El líquido, una vez abierto, es recomendable no guardarlo durante mucho tiempo, sin usarlo (en su envase) ya que empieza a absorber humedad.
En este enlace se puede encontrar más información: http://www.roadhouse.es/soporte.htm. En el documento llamado "El sistema de frenado".
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